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Autor

Pablo Ivelic

Civil Engineer of Pontificia Universidad Católica, with more than 20 years of experience in the engineering and construction industry.

Pablo Ivelic

24 de agosto de 2021

Singapur es un referente en construcción industrializada y se ubica en un nivel cuatro veces superior a Chile. En 2010, dicho país requería 3,13 hombres día por cada metro cuadrado construido, y tras la implementación de una política para industrializar el sector, ese 3,3 bajó a 2,59, es decir, mejoró prácticamente en un 20% la productividad laboral en la construcción.

¿Cómo avanzar en la industrialización para alcanzar esos niveles? Sin duda debemos transformar nuestros procesos constructivos. Una de las palancas que más impacto nos puede generar es el uso de elementos prefabricados, los que nos permiten trasladar trabajos que en la actualidad ejecutamos en el sitio del proyecto hacia una fábrica; espacio de mayor control que la obra en construcción.

Para quien quiera adentrarse en el mundo de la industrialización y el uso de prefabricados, la sugerencia es iniciar trabajos con materiales procesados como la malla electrosoldada, bases de tina o pisos desplegables; en segunda instancia usar componentes prefabricados, como puertas y ventanas precolgadas, escaleras prefabricadas o muebles prearmados. Luego avanzar hacia elementos panelizados, como los muros y losas de hormigón estructural prefabricados o los tabiques prefabricados. Finalmente, el nivel de mayor desarrollo serán los sistemas volumétricos como baños y cocinas prefabricadas, o construcciones modulares prefabricadas con las terminaciones hechas en fábrica.

Pero atención, para introducir iniciativas de industrialización en un proyecto es necesario que el diseño las incorpore desde etapa temprana. Si un proyecto se diseña y se licita pensando en una construcción tradicional, los oferentes no pueden incorporar sistemas industrializados porque para eso tendrían que deconstruir el proyecto. Por esto es indispensable romper con la fragmentación de nuestra industria y concebir los proyectos de manera colaborativa e integrada, reuniendo a todos los incumbentes desde etapa temprana. En el diseño conceptual no sólo deben trabajar arquitectos y proyectistas sino también constructores, subcontratistas y proveedores.

Los beneficios de esta nueva manera de diseñar y construir son numerosos y diversos. Un estudio hecho por Construye2025 comparando obras tradicionales con industrializadas, concluyó que se utilizan entre 34% y 50% menos cantidad de trabajadores en las partidas industrializadas. Esa reducción impacta directo en la productividad, pero también contribuye a disminuir la exposición al riesgo. Singapur logró alcanzar una tasa de accidentabilidad grave igual a 0 gracias a la industrialización.

Por supuesto se reducen los plazos, puesto que en el minuto en que yo ejecuto partidas fuera del sitio de la obra, puedo traslapar partidas que en obra deben ser secuenciales. También se logran menores pérdidas de materiales y menor generación de residuos. En Chile generamos el doble de residuos que los países desarrollados, y según el mismo estudio, en una obra industrializada se puede llegar a generar entre 3 a 3,5 veces menos residuos que en una obra tradicional. A todo lo anterior se suma la calidad en la ejecución, dado que los reprocesos en obras industrializadas son entre un 8% y un 27% menos que en obras tradicionales.

Si bien hoy los costos y beneficios del proceso constructivo tradicional versus industrializado son bastante equivalentes, esto irá migrando a un contrapeso mayor hacia los ahorros, dado que el costo de mano de obra de la construcción sigue incrementándose por sobre el resto de las industrias y por sobre los costos de los insumos. A ello debemos sumar la menor disponibilidad de mano de obra: al 2015, se estimaba la relación de 4 trabajadores activos por cada trabajador retirado, en tanto, se estima que al 2050, vamos a tener 2 trabajadores activos por cada retirado.

Por ello, quienes hoy no se suban a este proceso, cuando la transformación sea una obligación, pasarán serios apremios. En cambio, habrá otros que tendrán incorporada la industrialización en sus procesos, y estarán surfeando la ola. El resto sólo estará aprendiendo a nadar.