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23 de mayo de 2021

Al principio de este año, conocimos la noticia que el proyecto “Lixiviación de metal blanco con soluciones ácidas y salmueras provenientes de las desalinizadoras para disminuir el impacto ambiental”, fue uno de los ocho proyectos ganadores en el concurso “Laboratorio de innovación en la minería en los países andinos”, al cual se presentaron 26 iniciativas y participaron 115 estudiantes de carreras afines al sector minero de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.

Esta hazaña, que implica un premio de 8 mil euros para que los proyectos seleccionados avancen en la implementación de las soluciones planteadas, la realizaron cinco estudiantes chilenas, Constanza Aguirre y Estefanía Oyanedel, de la Universidad de Santiago de Chile; Isidora Barros y Camila González, de la Universidad de Concepción; y Valentina Serey, de la Universidad Técnica Federico Santa María. 

Según nos explica Camila González, estudiante de último año Ingeniería Civil Mecánica de la UdeC, el concurso fue lanzado por el Programa MinSus –el que fue ejecutado por la GIZ y BGR de Alemania- junto a socios estratégicos de Chile (Corporación Alta Ley), Perú (Centro de Estudios sobre Minería y Sostenibilidad de la Universidad del Pacífico), y Colombia (Asociación de Profesionales del Sector Minero), con el objetivo de desarrollar ideas innovadoras que abordaran desafíos técnicos, involucrando una mirada a aspectos sociales y/o ecológicos en el sector minero; fomentar la integración de consideraciones sociales y ambientales en los análisis técnicos ligados al diseño y desarrollo de la minería; y fomentar la conexión y el intercambio de estudiantes en la región que buscan desarrollar una carrera en el sector de la minería.

Camila nos cuenta que, todas eran parte del programa de Inspira Codelco, y que en el grupo de contactos que tenían, fue Isidora Barros quien preguntó si a alguien le interesaba participar en el concurso, sumándose así las cinco ingenieras. “Cuando todo partió, no nos conocíamos en persona y hasta el día de hoy solo vía online, pero logramos organizarnos muy bien, teníamos reuniones todas las semanas, desde que se publicó el concurso, en octubre, hasta fines de año. Fue muy pesado, porque, además, estábamos con cierre de semestre, por lo que requirió mucho compromiso, tiempo y dedicación”.

Hubo mucha incertidumbre en la espera de los resultados, porque sabían que se podían enfrentar a alumnos desde 5° año y de magister, tanto a nivel nacional como a participantes de otros países de los que no sabían nada. “Postulamos pensando en que podíamos ganar, sin embargo, el no saber nada de los otros proyectos tanto en tema como cuantos había por categoría, nos tenía a todas expectantes. Cuando me llegó el correo de notificación, ya que yo era el punto de contacto con el concurso, que decía felicitaciones, su proyecto fue seleccionado, fue divertido, porque estaba en una reunión por mi práctica y no podía decirle nada a mis compañeras hasta terminar en lo que estaba. Cuando les conté a todas que habíamos ganados fue muy emocionante, porque valió la pena el esfuerzo”, nos cuenta una emocionada Camina González. 

Este reconocimiento les permitirá contar con recursos para generar, en escala de laboratorio, su propuesta innovadora, por lo que la futura aplicabilidad de la solución del proyecto dependerá de esos resultados. Camila nos cuenta que se van a instalar a trabajar en el laboratorio de la Universidad Federico Santa María y que los tiempos van a estar marcados por la entrega de los equipos, organizados por el GIZ, y la pandemia, pero cree que a fines de este año podrían tener los resultados.

“En nuestro proyecto abordamos el tema de la desalinización verde, debido a que podría ser una alternativa más verde a la escasez hídrica, ya que los sistemas que se utilizan hoy consumen grandes cantidades de energía y, según un estudio publicado por la ONU el 2019, las aguas residuales saladas están generando un impacto negativo en el ecosistema marino. Es interesante que algo que nosotras tomamos como algo pequeño, en realidad pueda genera un interés nacional”, afirma Camila.

Finalmente, Camila destaca que, dentro del concurso, su equipo era el único compuesto en su totalidad por mujeres, incluyendo la profesora guía, Lilian Velásquez, ingeniería civil metalúrgica de la UdeC, lo cual es destacable si se considera que en estas carreras siempre han predominado los estudiantes hombres y que, además, la industria minera es un sector masculino. “Para nosotras también es importante mostrar a las generaciones futuras que la ingeniería no es sólo para hombres, sino que tanto hombres y mujeres pueden cumplir sus metas creyendo en sí mismos y sobre todo atreverse a aceptar nuevos desafíos” Comenta Camila.