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30 de mayo de 2020

De la resiliencia del minero y del impacto que tendrá en el sector del metal rojo la pandemia y la desaceleración económica que enfrenta Chile y el mundo, nos habla, a través de una video entrevista, Marcos Lima, actual director de Pares&Alvarez, y uno de los pocos personajes del acontecer nacional que reúne su experiencia y visión, ya que durante su extensa trayectoria en la minería ha participado en ella desde distintas veredas: como Presidente Ejecutivo (1996-2000) y Director (2010-2015) de Codelco, como académico en las Universidades Católica y de Chile por más de 40 años y, también, como director y consultor de diversas empresas.

¿Qué efectos crees que va a tener esta crisis sanitaria en la industria minera?

En el corto plazo, estamos observando un efecto marginal en la producción, debido a todas las restricciones que está provocando esta nueva forma de trabajar debido a la pandemia. Pero esta manera de hacer las cosas a distancia, también nos está mostrando que hay mucho paño que cortar en la línea de la productividad.

¿A qué te refieres?

Una vez separado el tema sanitario de los problemas económicos que trae consigo la pandemia, le vamos a dar una mirada distinta sobre de cómo hacer las cosas. Creo que la digitalización y automatización van a dar un salto gigante en el mediano y largo plazo y eso va a implicar una mejora en la productividad en términos de una menor dotación en las minas y una nueva forma de trabajar.

Esta pandemia también puede abrir nuevas posibilidades para el cobre debido a sus propiedades fungicidas. Me refiero, por ejemplo, a superficies, manillas y muchas cosas que pueden empezar a incorporar cobre en sus diseños por este poder biocida, o sea que mata las bacterias y gérmenes, y que debieran ser más demandadas en el futuro.

¿Y qué efectos va a tener en el precio del cobre?

Obviamente, que la disminución sustantiva de la actividad económica global que estamos enfrentando está afectando a la minería. Los precios ya están bajos, pero en el mediano plazo, éstos debieran tender a subir.

En las últimas semanas los inventarios en las bolsas de metales habían empezado lentamente a bajar, lo que es buena señal. A ello se suma que la pandemia ha forzado el cierre de minas en algunos países productores y el temor al futuro ha frenado proyectos mineros, por lo que cualquier aumento de la demanda va a empujar los precios hacia arriba. Así que, postulando una situación difícil por los próximos meses debido a las restricciones que exige cuidar la salud de los mineros, el mediano y largo plazo lo veo más bien optimista para el futuro de la minería.

No hay que olvidar que el precio del cobre es un buen indicador anticipatorio que sirve para proyectar el crecimiento económico. Si el cobre sube, es porque va a ver un crecimiento mayor en la economía y, por consiguiente, una mayor demanda. Por el contrario, si el cobre baja, ello nos anticipa que puede haber una caída de la economía mundial. A la menor señal de reactivación en las grandes economías, el cobre se moverá hacia arriba

¿Qué cualidades crees tú están resaltando de la minería chilena en estos meses?

Ya lo estamos viendo, me refiero al compromiso patriótico de nuestra gente de seguir al pie del cañón, tirando para arriba y produciendo. Porque al igual que ocurre con las personas que están trabajando sin parar en las empresas de alimentos o de cualquier suministro básico: agua, telecomunicaciones, electricidad, etc., los mineros del cobre están dando un ejemplo de cómo en situaciones difíciles le ponen el hombro y, esta resiliencia, es una característica sobresaliente de la minería chilena. La hemos visto en terremotos, avalanchas, grandes nevazones, y en muchos embates de la naturaleza. Es la certeza de que vas a tener el cobre chileno cuando lo necesiten al otro lado del mundo.

También es el momento para acercar posiciones entre la alta administración, dirigentes y trabajadores. Es decir, es fundamental que en estos momentos difíciles estemos todos al mismo lado de la mesa, y esa es una cuestión absolutamente clave para el futuro, porque en la medida en que construyamos relaciones cercanas, especialmente considerando esta situación inédita para la humanidad, ello nos va a servir para cuando las cosas vuelvan a una mayor normalidad. Siendo Chile el mayor productor de cobre en el mundo, es muy importante transmitir esa certeza de suministro a los mercados internacionales.

¿Cómo afectará este impacto a empresas como Pares&Alvarez?

Por un lado, vamos a poder evaluar las capacidades de las empresas de ingeniería en la utilización de medios tecnológicos a distancia y también en medir los niveles de productividad que están logrando con ello, lo que en el mediano y largo plazo debiera permitir aumentar la capacidad competitiva.

Por otra parte, el hecho de ser P&A de origen nacional, que su “headquarter” está en Chile, nos permite mostrar el valor que significa para nuestros clientes tener a alguien que está dispuesto a jugarse el 100%, aquí y ahora. Los análisis internacionales muestran que, por el cierre de las fronteras y el freno a los desplazamientos, la velocidad de la globalización va a disminuir, por lo que todos estamos más conscientes de lo que significa tener un proveedor confiable a unas pocas cuadras en vez de a miles de kilómetros de distancia. Ahora, si grandes mandantes, como las compañías forestales o mineras de origen nacional no privilegian la ingeniería chilena, por supuesto a igual calidad y precios, se están haciendo un flaco servicio, porque de esta pandemia, o salimos todos juntos o no salimos y me parece importante que las autoridades de dichas compañías tomen conciencia de ello.

¿Cómo ves a Pares&Alvarez para enfrentar esta crisis económica?

La compañía tiene espaldas bastante sólidas, no solo desde el punto de vista financiero, sino que también en relación con su imagen en el mercado. La crisis nos pilló con una cañería bastante llena y si los mandantes mantienen sus compromisos, debiéramos salir sin mayores inconvenientes del problema. Ahora bien, no sabemos cuánto va a durar esta crisis, pero la compañía se ha preparado para un camino por el desierto, que, aunque no sabemos cuan largo es, estamos decididos a cruzarlo.

Más de 25 años en minería

¿Cómo se gestó tu vinculación con la minería?

La relación con la minería se inició hace muchos años, cuando a comienzos de 1994 recibí una llamada de Juan Villarzú, quien había sido designado como Presidente Ejecutivo de Codelco por el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, pidiéndome que lo acompañara como Vicepresidente de Administración y Finanzas.

En esos años mi rol se centró, principalmente, en el diseño e implementación de un ambicioso plan estratégico para Codelco, proyecto que asumí, primero junto a Juan y después como presidente ejecutivo. Fue un proyecto que construimos en conjunto con muchas otras personas y que fue tremendamente exitoso, donde uno de sus mayores éxitos fue la puesta en marcha de la División Radomiro Tomic, la primera mina de clase mundial, desarrollada por chilenos, de principio a fin.

¿Tú relación con la minería ha continuado hasta hoy?

Ha continuado desde varios ámbitos de mi vida profesional. Primero fueron los 6 años en Codelco, después desde la academia, donde aún estoy haciendo clases a los futuros ingenieros de minas de la Universidad Católica y en un magister para mineros que hay en la Universidad de Chile. Pero, además, desde entonces siempre he estado vinculado a empresas del sector minero, como director, conferencista y consultor. Desde que le dije que sí a Juan, han pasado 26 años.