Resultados (0)

Mario Escudero
Gerente de Desarrollo

23 de noviembre de 2021

Las generaciones de profesionales que hoy tenemos sobre 35 años de egreso de nuestras respectivas universidades, hemos sido privilegiados y vivido una época de cambios significativos, como jamás la hubo antes, con una difusión y penetración masivas en corto tiempo, desde los computadores mainframe, a los desktops, laptops, tablets y smartphones. Tecnologías que cambiaron nuestra de forma de diseñar componentes, equipos y plantas completas, aportando confiabilidad, acortando plazos y disminuyendo inversiones asociadas.

Las herramientas que hoy tenemos y usamos a diario, eran impensadas en el momento que egresamos y sólo estaban en nuestras mentes de ingeniero y en aquella larga lista de deseos inalcanzables que harían mejor nuestro trabajo. Actualmente la cantidad de información que se puede recoger desde un equipo cualquiera es tal, que no sólo la lista de deseos de entonces es una realidad, sino que ahora tenemos que calificar qué y cuánto, de esa gran cantidad de información recolectada, es relevante para el objetivo buscado con profesionales especializados y dedicados a esa tarea. Una vez que las herramientas se han puesto al alcance, han aparecido software o aplicaciones, que potencian aún más su uso.

Un ejemplo simple es la precisa predicción de falla de equipos de cualquier tipo en base a monitoreo continuo, control y diagnóstico. Las fallas mayores e inesperadas que detenían la producción actualmente son mínimas, ya no tenemos que, necesariamente, estar al lado del equipo para diagnosticar el problema ni tampoco para operar una planta; los actuales Centros Integrados de Operaciones realizan esa función a cientos de kilómetros de distancia. Es cierto que muchos preferiríamos estar con nuestros sentidos al lado del equipo, pero en estricto rigor, es sólo un complemento, quizás deseable, pero no imprescindible.

Hoy no sólo el trabajo de ingeniería se hace con menos personas, sino que cualquier tarea en el sector industrial requiere menos gente, más especialización y mayor automatización. El desafío hoy es educar y crear oportunidades para las generaciones que se incorporarán al mundo laboral, porque estos avances nos han llevado a prescindir de mano de obra en distintos niveles de las organizaciones. Si bien las universidades e institutos han adecuado sus planes y los profesionales hoy cuentan con los conocimientos y las capacidades para enfrentar esta nueva realidad, el desafío sigue siendo educar, educar y educar para entregar a aquellos con menos oportunidades, las herramientas necesarias para que, en base a su talento y a su propio esfuerzo, puedan optar a una mejor calidad de vida.

Podrá parecer difícil para nuestras generaciones contribuir a la formación de nuevos profesionales cuando existe tanta herramienta y tecnología disponible que no todos dominan, pero la verdad es que nuestra tarea es más fácil de lo que parece. Si bien las experiencias se viven y no se traspasan, el darlas a conocer ya es un aporte para el que quiera escuchar; en nuestra industria, los más jóvenes deben trabajar siempre al lado de un profesional de más experiencia, y aquellos más aventajados que poseen las habilidades, blandas y técnicas, deben ir paulatinamente asumiendo más responsabilidades hasta trabajar al lado de los Líderes.

Nada de esto es nuevo, es simplemente el ciclo, todos aprendimos de alguien, absorbiendo lo positivo y corrigiendo lo negativo. Las herramientas podrán cambiar, ayer fue una simple regla de cálculo, hoy un poderoso software, pero el sentido común, al análisis metódico, el control y manejo de distintas situaciones, la comunicación y el traspaso de vivencias sigue siendo lo mismo.

Es imperioso preparar a nuestros futuros Líderes, tarea que tenemos como empresa de ingeniería, pero que también es la tarea de nuestro país con respecto a nuestra juventud, buscando un futuro más próspero para nuestra gente y para nuestro país.